La historia comienza cuando Nicolás Roblealto, cansado de que sus padres no paren de discutir durante las vacaciones que están pasando a bordo de un crucero, decide bajarse y quedarse a vivir en una isla diminuta en el mar Caribe.
Lo primero que hace Nicolás es comunicarse con sus abuela mediante carta, algo que como él reconoce, no está acostumbrado a hacer pero a lo que pronto le va a pillar el gustillo.
Además contacta con sus padres, también por carta, para explicarles su decisión y comunicarles que se encuentra en perfectas condiciones y que hay unos pescadores, quienes les llevan la carta a los padres, que le dan comida a cambio de ayuda.
Empieza aquí la gran aventura de Nicolás, quién consciente de la de posibilidades que ofrece la isla y lo bien que se vive allí decide publicar un anuncio para que más niños acudan a allí.
Pronto la isla se llena de niños y vamos conociendo su situación mediante las cartas de sus habitantes, pero principalmente de Nicolás, quien no sólo contactará con su familia sino que enviará cartas a la secretaria general de las Naciones Unidas informando de su deseo de que la Isla de Paidonesia , nombre que ellos mismos le ponen, forme parte de las Naciones Unidas.
A su vez podemos ver los mails que manda su padre pidiendo ayuda y responsabilidades a las propias Naciones Unidas para que su hijo regrese con ellos y las respuestas que éste consigue a sus e-mails.
Pronto los niños van valorando las necesidades que tiene un país y elevan sus exigencias.
Pretenden incluso construir el edificio más alto del mundo, para lo que contactarán con el mejor y más famoso arquitecto.
La verdad es que el libro es muy muy divertido y los chicos tienen un morro que se lo pisan. Algo que, unido a la disparatada situación, sin duda llena la novela de humor.

Además de todos estos valores lúdicos, os encontraréis con una novela llena de referencias y cuestiones que pueden dar mucho que pensar a los peques y con las que seguro que aprenderán un montón de cosas.
Sin duda un libro que os recomendamos para leer en voz alta todos juntos y pasar un rato muy divertido pero también para que los chicos desde unos 8 años puedan disfrutar con su lectura. Creo que no hace falta decir que los adultos podéis disfrutar mucho de esta divertida y alocada historia, así que, no lo dudéis y haceros con un ejemplar.