El último viaje de Tisbea. Una historia llena de sentimientos.

Este libro lo pedimos a la editorial porque fue leer la reseña antes de que saliera a la venta y nos enamoró el personaje. Así que, sin pensarlo dos veces, pedimos un ejemplar para poder leerlo, hacer la reseña y recomendarlo ya que sabíamos que nos iba a encantar.

En el momento de abrir el paquetito teníamos una sonrisa de oreja a oreja, pues esperábamos un libro y nos llegó una cajita con un poster, un tríptico con información sobre el libro y por supuesto, el libro. Todo ello envuelto en papel de seda super bonito, así que imaginaros por un momento nuestra cara.

Pues bien, os vamos a presentar a Tisbea.



Es una chica de 22 años con autismo.
Cuando tenía 20 a su madre se le ocurrió una idea, Tisbea valdría para apoyar a los enfermos de depresión ya que, en palabras de su madre, "no le afectan las quejas de los demás"..., así que imaginaros a Tisbea, colaborando en un hospital psiquiátrico por mediación de su neurólogo y de su madre. Ella tiene problemas de desarrollo intelectual y su discapacidad le impide que le afecten las emociones de los demás. Lo que más le cuesta es interpretarlas en la cara de la gente, controlar el volumen con el que se ríe, o contenerse para actuar "normal" de cara al resto de personas. Tisbea vive junto a sus padres (Nieves y Ernesto) y su hermana. Ernesto, el padre, trabaja en un instituto de Moratalaz en Madrid dando clases de Literatura (de ahí su pasión llevada hasta el extremo de ponerles los nombres de Tisbea y Juana Inés a sus hijas). Pasión que ha logrado transmitir a Tisbea, ya que le encantan las figuras retóricas y las veremos nombradas y explicadas a lo largo del libro. Nieves, su madre, quiso ser profesora de químicas pero tuvo que abandonar las oposiciones en cuanto nació Tisbea y después Juana Inés. Nunca ha querido aceptar las limitaciones que tiene su hija, al contrario que su marido. También veremos que en ocasiones discuten sobre este tema aún teniendo a Tisbea delante y que ella sí que se da cuenta aunque sus padres piensen lo contrario.


En los primeros capítulos de la novela conoceremos además de a su familia, a varios pacientes depresivos o maníaco-depresivos del hospital al que acude, en el que hace las veces de asistente social.
David Ligumbe: un chico delgaducho con cara de niña que parece necesitar más de una razón para vivir. Su brazo derecho parece siempre está lleno de arañazos. Marina, la enfermera: una mujer rellenita que siempre lleva consigo un blog de notas. Don Antonio: un jubilado que siempre huele a jabón y que fue en otra época escritor. Le encanta que le presten atención. Alondra: una joven que sufre de anorexia y que siempre se encuentra mal. A la vez, Tisbea trabaja en la oficina central de la Fundacion Caixabank, en Madrid. Lleva dos años y se encarga de revisar informes financieros y hacer cálculos. Es un cerebrito y todos le elogian pero se le resiste un "problema" matemático que anda circulando por internet y que es conocido como el problema del viajero. Nadie ha conseguido encontrar una solución y Tisbea está decidida a ser la primera en resolverlo. Será en una de las visitas al hospital cuando hablando con David sobre las razones para vivir consiga despertar su curiosidad a través de este problema matemático. Y además intentará buscar una razón para que David no termine con su vida.

Esta parte de la novela entre Tisbea y David es muy bonita ya que hará que se refuercen los lazos de amistad entre ellos pese a tener prohibida cualquier tipo de relación con los pacientes. Se irán conociendo mejor, y sobre todo iremos viendo una parte de Tisbea que desconocíamos hasta el momento: cómo piensa y cómo se da cuenta de las cosas aunque los demás crean lo contrario y hará que empaticemos con ella y su forma de ver la vida. Ya que ella se considera una persona especial y le resulta agotador ser "normal", recordar cada día qué cosas son apropiadas y qué cosas no, actuando siempre según las cosas que son "normales" para los demás.
No adelantaré más para no hacer spoiler, pero en un momento de la historia su neurólogo le hablará de un tratamiento experimental sin efectos secundarios que consiste en pequeños impulsos electromagnéticos dirigidos al cerebro para estimular una determinada zona y pueda aprender a reconocer las emociones de la gente. A partir de aquí veremos si Tisbea acepta o no este tratamiento, el porqué y cuáles son las consecuencias de su decisión. Una novela que me he leído en dos días porque la historia me ha enganchado mucho. He conseguido empatizar con el personaje y entender las cosas que hacía y sobre todo por qué. Me ha gustado su naturalidad y la sencillez de los actos que realizaba, sin pensar las consecuencias y el qué dirán, aunque sí que es verdad que en ocasiones Tisbea tenía que esforzarse por demostrar todo lo contrario e intentar aparentar normalidad. Un libro que ya he empezado a recomendar y que espero que mucha gente lea porque es muy bonito.
Es una historia de las que terminas y te quedas con la sensación de ¿y ahora qué leo yo?


Libroteca El Gato de Cheshire

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